Esta vez decidimos madrugar, para que nos cundiera la mañana. Teníamos muchas ganas.
Así que empezamos la ruta sobre las 9 y poco por la zona de sotobosque, La Herrería, donde la Silla de Felipe II. Una preciosa zona de robles y castaños,creo, con senderos estrechos, praderas y caminos. Una zona deliciosa a mi modo de ver, no el de Gisbert, que después me confiesa que odia el sotobosque por varios motivos....y adora la montaña, las alturas.(Algún día también se podría reflexionar sobre esto...)
En este sotobosque empezamos subiendo una trialera bastante complicada al principio que nos hace frustrarnos un poco, pero a medida que avanzamos esta trialera, se convierte en sendero de agua...y en cierto momento, Gisbert se frustró mucho, por tener la mala suerte, de al tropezar con una piedra, dar con la rodilla el mando de la "famosa" tija telescópica y partirlo dejándolo inservible.
En un sendero revirado de mucho mucho flow, nos encontramos con un salto que puede ofrecer mucho...hacemos unos intentos...y salen cosas curiosas, o muy curiosas. Mas bien hablo por Gisbert, yo mientras más pegado al suelo mejor...jeje. La foto que le saqué es impresionante...parece que sabe y todo...jajaja.
Termina la zona de sotobosque y empezamos a subir.
Primero por pista y después las conocidas 17 zetas de Abantos donde empezamos a disfrutar de la subida haciendo estas zetas cerradas que nos hace sonrerir por el placer que supone superar este reto de pasarlar sin poner un pie. Cuando las terminamos, Gisbert empieza a darse cuenta que le mola lo que acabamos de hacer....parece que ya deja un poco de lado el problema de la tija, y las reflexiones anteriores.
Llego a lo Alto de Malagón donde está el fanfarrón de mi compañero tumbado en el suelo esperando. Le paso y le digo: "¿qué, cansado? venga, que queda un poco". Subimos unos cientos de metros, y llegamos al comienzo de una trialera que se llama "la lápida" por tener una lápida tallada de alguién que murió en la zona. A la que estamos preparándonos vemos dos descenders que llegan empujando sus máquinas por la trialera que vamos a bajar. Se paran y estamos todos preparándonos. Salen ellos primero y nosotros a los miutos....suficiente para no poder cogerles, ¡me cachis! con la ilusión que me hacía intentar dejarles rotos, aunque a saber.
Pues comenzamos la bajada, empieza a notarse la adrenalina, piedras, senderos, pequeños saltos-cortados. Se nota el flow. Enlazamos la minitrialera con la siguiente, Los Vascos, que ya es, como la últiam vez que fui, apoteósico. Es de las mejores trialeras. Siempre que voy por allí se hace la bajada espectacular. No hay más que sendero con piedras, y continuos cambios de nivel que provoca que vayas saltando. Cambios de rumbo en la dirección que no ves, frenazos bruscos, y de repente, ¡ahy, madre, que no consigo parar! suelto el freno y tiro de frente por un aparente atroche que hace la gente, pero impracticable...sólo que de la inercia, adrenalina, y la inconsciencia(producida por todo lo demás má llevar protecciones) me hace tirar por encima de las piedras, las raíces inclinadas, y espacios sin sitio donde apoyar, hasta que llego abajo de este paso. Me paso. Respiro. Espero. Observo a Gisbert. Se para arriba, me mira, y le digo:"¡¡HE BAJADO ESTO!!" y me contesta: "¿estás de coña? pero que dices, es imposible". Se pone a bajar andando, y se va resbalando de lo complicado que es...yo estoy flipando, tengo la testosterona y adrenalina por las nubes....
Por último quisiera comentar o denunciar la falta de respeto de ciertos bikers en la montaña. Mientras bajábamos enciscaos armando jaleo, por las bicis, las cadenas...vemos al fondo una pareja, empezamos a frenar para pasar a su lado a una velocidad normal, pero como ya se nos oída de lejos, se habían apartado un poco asustados, y cuando finalmente pasamos a su lado a una velocidad reducida, la chica dice en alto alterada: "ah, bueno, estos no van tan rápido". Si recordáis, dije que salieron un par de descenders delante de nosotros...debieron pasar a toda pastilla sin preocuparse de frenar o de asustar a los demás usuarios de la montaña. Me parece increible que haya gente así todavia. Nose si sabe la gente, que se comenta, la posible prohibición final de circulación de bicis en toda la sierra en ciertos caminos de anchura inferior a X. Y eso ocurre por gente descerebrada como estos descenders. ¡¡Me siento super indignado!!
Todas las fotos en Galería Picasa. Como siempre digo y por ahora no hago, posible minivideo más adelante.
Datos de la Ruta:
Distancia 27,5km
Altura máxima 1549m
Altura mínima 928m
Ascensión acumulada 1098m
Tiempo total 4h19'
Tiempo en movimiento 2h46'
Tiempo parado 1h33'
IBP y perfil.
By Puro.
Bueno, lo primero de todo pedir disculpas por mi "ausencia" con respecto al blog. Tanto tiempo sin tocar la bici y la mala suerte que he tenido con respecto a roturas y problemas técnicos para las pocas veces que he cogido la bici han hecho que le haya cogido un poco de "manía" al Enduro, hasta el punto de decir que no era mi modalidad. Ahora lo pienso en frío y... vaya sandez! Menos mal que Carlos estuvo ahí para mantenerme firme. Una serie de desaveniencias insignificantes no pueden marcar lo que realmente siento por este deporte: pasión en estado puro. Además esto me ha servido como una lección para la vida en general. Hay que pensar siempre en positivo, y deberíamos ver y aprender que hay que gente que tiene verdaderos problemas, y que no se queja ni la mitad que yo. En ese sentido... positividad y racionalidad, son las claves del éxito.
ResponderEliminarBien, aclarado el tema de mi pequeña desaveniencia mental, vamos a la ruta... VAYA PEDAZO DE RUTON! La verdad que la primera parte no me cautivo demasiado, la zona de sotobosque no es que sea mi predilección, pero tampoco llega a calificarse de odiosa, como afirma Puro. Creo que la primera parte no me gustó por la frustración de no poder subir la primera trialera, o no intentarlo lo suficiente al darla por imposible y por la rotura del mando de la tija. Despues de la conversación con Puro acerca de lo que he hablado en el párrafo de arriba, empezamos la subida por las famosas Zetas de Abantos, en concreto 17, de las cuales dos se me trabaron y tuve que poner el pie por ansioso y no tomar la trazada correcta solo por querer ir más rapido. Las 15 restantes, perfectas eso sí, jaja! Terminamos la subida de tierra y enlazamos con el aburrido y duro asfalto, sí, se trata del Puerto de Abantos, un puerto de primera categoría que en la Vuelta de España creo recordar que es escalado por grandes ciclistas en livianas bicis de carretera. Yo también lo subí, aunque más despacio, eso si, con un tractor de 13 kg y una mochila bien cargada a mis espaldas. A pesar de ello no hubo problema, apreté bastante recordando mis momentos de rallyman cuando sí que estaba "fuerte" (y no precisamente del gimnasio). El hombre que me adelantó causó en mi un profundo sentimiento de frustación, hay que reconocerlo, no me gusta que me ganen, y este tío al final del todo me pasó con la bici. También hay que reconocer que el hombre llevaba una bici rigida y sin nada a sus espaldas, habría que verle bajando al personaje en cuestión, jaja!
La mejor y útlima parte de la ruta está por venir, la bajada. Tomamos un respiro, nos ponemos las protecciones y descendemos por Los Vascos. Voy tras la rueda de Puro, al principio tardo en coger un poco de confianza y me deja algo atrás, pero poco a poco voy apretando hasta que igualo su velocidad, para sorpresa de él. Bajabamos endiablados. Descarga de adrenalina total, ahora todas mis preocupaciones no existen y mi mente no piensa, solo actúa. Es uno (sino el mejor) momento de la semana, unos pocos minutos de baja salvaje son como cien horas de terapia aniestrés.
Desde aquí también quiero mostrar mi total desacuerdo y enfado con aquellos ciclistas que no saben usar bien la bici y adelantan a la gente a velocidades vertiginosas, suponiendo un peligro para el viandante y para el propio ciclista. Es normal que luego la gente se queje y nos cierren los caminos. Si algún día veo a algún gandul abusando no dudaré en llamarle la atención. Es muy triste que todos tengamos que sufrir la insensatez de unos pocos (o no tan pocos) inconscientes.
By Gisbert.