martes, 16 de agosto de 2011

Pirineos 19/07/2011 - 27/07/2011

Hace varios años encontré una página web que se encargaba de investigar, crear y publicar unas rutas por los Pirineos. Esa web es www.gpspirineo.com y es allí donde encontré el origen de este viaje. No recuerdo como di con el enlace, pero la cosa es que llegué. Supongo que sería a través del foromtb.

Entonces empecé a investigar por la web y a ver la cantidad de rutas que había, de información y de trabajo recopilado. Pronto descubrí a que zona tenía que ir, por su mayor exuberancia de vegetación, sus grandes desniveles, y sus paisajes de montaña y altura. En un viaje a los Pirineos no lo concibo sin estas características.

Así pues, de 4 zonas en las que ellos dividían su territorio recorrido, yo decidí que quería ir a la zona de Bielsa, estableciendo un "campamento base" por la zona, y hacer rutas de un día entero o medio día sin necesidad de transportar bultos, para poder disfrutar las rutas plenamente y hacer mtb/btt en estado puro, sin alforjas ni mochilote a la espalda.


Tras conocer la página y recopilar suficiente información sólo me quedaba esperar el momento y un compañero mínimo. El compañero me llegó cuando Gisbert decidió pasar del Rally al Enduro. Una vez que Gisbert tomó la iniciativa y buscó una bici, ya solo quedaba esperar el momento, el Verano del 2010, justo para el estreno de su nueva bici. Por desgracia, la bici no llegó a tiempo por varias modificaciones y otras historias, y el viaje se tuvo que posponer hasta este Verano del 2011, ¡¡por fin!! ¡¡Mi ansiado viaje a Pirineos!!

Para el 2010 ya teníamos pensado el alojamiento, el Camping "La Pineta" a 8km de Bielsa, en el Valle de La Pineta, en el Parque Nacional de Monte Perdido. Fue el camping que más nos convenció por sus instalaciones, ubicación, precio, importancia...Y ahí es a donde hemos ido. Y también teníamos pensadas más o menos las rutas que podríamos hacer, pero sin clasificarlas ni prepararlas. Esto lo hice este verano antes de partir, para así tener que dedicar el mínimo tiempo en el camping para crear las rutas. Simplemente que sea cosa de mirar la lista, y cargar los tracks, ya sabiendo donde son cada una, con cual se puede enlazar,etc,etc,etc...

Salimos de Madrid con todo el coche cargado hasta arriba, con comida, herramientas, equipaje e instrumentos de acampada tipo mesita, sillas, plancha, tienda...y dos pedazo de bicis en el techo. Gisbert, para no perder la tradición salió con problemas en la bici desde Madrid. Lo que nos hizó investigar tiendas de bici por Huesca y alrededores de donde íbamos. Acordándome de alguna tienda que había visto echando el rato por la web gpspirineo.com recordé que en Ainsa, un pueblo cerca de donde ibámos y por el que pasábamos que existía un taller de bicis. Una vez lo localizamos, tienda InterSport, llamamos para saber si estaba abierto, y nos pasamos por allí para solucionar el problema. Como llegamos un poco antes de que viniera el mecánico aprovechamos para comer en el "Hotel Sánchez" en una terracita muy maja al lado de la tienda de deportes.

Una vez llegó el momento de ver al mecánico, este solucionó el problema en nada de tiempo dejándonos por los suelos. Fue cosa de suerte, pues consistía en que no podíamos quitar el pasador de las pastillas de freno traseras por lo que no podíamos cambiar las pastillas de Gisbert, contaminadas. Sin embargo, el mecánico, en ese momento, no tuvo problema y sacó el pasador a la primera con alicates. Sinceramente, semanas antes lo intenté yo y no pude (el problema ya era conocido, pero Gisbert lo dejó pasar, al no tener que cambiar las pastillas), por lo que no parecía tan fácil.
Hablando con el mecánico, resultó ser Ángel, el creador y partícipe de la web que tanto me había servido y origen de este viaje, www.gpspirineo.com. Incluso era él con quien había intercambiado algunos posts por el foro interno de la web. Esto me llenó de ilusión. Haber conocido al creador de la web que me había llevado hasta Pirineos.
Este nos mencionó la existencia de un nuevo proyecto, que yo ya había conocido en la web suya, la zona Zero BTT en Ainsa. Una serie de rutas marcadas por la zona, pero al ser en una zona más baja, menos de montaña y menos frondosa no me llamó la atención en primer lugar cuando lo estudié tiempo atrás, lo que no le exime de una futura visita. Pero no en este momento.

La llegada al camping fue sin problemas, echamos nuestro tiempo para elegir la parcela, y los condicionantes que tendríamos, como vecinos, cercanía de los baños, ruido de personas, circulación de las mismas. Colocación de la tienda, el coche, la entrada...Y una vez decidido todo, resultó ser elecciones óptimas. A destacar, la relativa cercaní a los baños, y los estupendos vecinos que nos tocaron. Una pareja de unos 50 años, prejubilados con los nietos y los hijos de vez en cuando. Grandes aventureros, viajeros y montañeros que no paraban por nada del mundo, muy activos y rodados. Mejores personas aun, que hablaban con nosotros y se preocupaban cuando se hacía de noche y no habíamos vuelto.

De igual modo, conocimos a dos padres de familia ciclistas también, que al ver nuestras monturas entablaron conversación con nosotros para ver nuestras intenciones y salir algún día juntos. También excelentes compañeros, aventureros ellos y sus familias, haciendo vías ferratas, caminatas...

Buena gente por allá, los recepcionistas del camping, y el chico del supermercado.

La estancia en el camping se hizo cómoda y relajada, aunque obvio es que no dormimos en camas con su colchón y somier, y que toca hacerse la comida en condiciones de "camping", además de tener que fregar y hacer la "colada". El baño estaba a un paseo, pero se convertía en un paseo agradable para notar el aire. Aun así, estas condiciones mermaban las ganas de montar en bici.

Sin embargo, el tiempo que nos tocó para esas fechas fue frío. Empezó con sol, y terminó con lluvias. Esto magnificó los pequeños inconvenientes, como los paseos al baño, el frío dentro de la tienda y fuera de ella, la lluvia que moja todo, las rutas en bici. Pero en mi opinión no fueron grandes inconvenientes...(¡¡¡excepto para la ruta del Puerto de Benasque...grrrr!!!). Bueno, cabe mencionar que Gisbert llevó un saco de dormir no muy bueno, y llegó a pasar frio por las noches a pesar de usar una manta que llevaba en el coche. Esto si que era un problema. Un problema que le afectaba bastante.

Las comidas, dentro de los límites que teníamos eran bastante buenas, con grandes aperitivos, sin falta de refrescos, sabrosas, con postres...




Al final, pensando pasar 10 días allí para montar en bici casi todos, lo que ocurrió es que estuvimos 8 días, y solo hicimos 5 rutas. La frecuencia era reducida y se perdieron muchos días por pereza, cansancio, tiempo...
Debido a la poca fluidez de las rutas y de la regularidad de las mismas, además del tiempo y las condiciones de "descanso"...decidimos volver el día 27 de Pirineos.

De este modo, me quedo con un sabor de boca ligeramente amargo, ya que no pude hacer ni la ruta culmen del viaje en el Puerto de Benasque, ni las rutas normales en su plenitud por todos los inconvenientes mencionados a lo largo de todas las crónicas: mucha pereza, horas inadecuadas, tiempo revoltoso, y muchas rayaduras de cabeza... Aun así, esto no quita que me lleve una alegría al haber estado allí, ver aquellos paisajes, y poder haber hecho unos cuantos kilómetros por Pirineos con mi compañero Gisbert. Llevar muchos años queriendo estar allí, y haberlo conseguido, aunque no como me esperaba, pero haberlo conseguido.

Sin embargo, volveré. Y volveré mejor preparado. Por que este viaje no se ha terminado. Esta ha sido una toma de contacto para saber de que va la situación, y ya volveré en serio más adelante.

By Puro.

martes, 9 de agosto de 2011

Pirineos: Ruta5_Puerto de Benasque Fallido 26/07/2011


¡Ahora nos vamos para Francia! Sin mucho madrugón, salimos para la frontera, un túnel de unos 3 kilómetros de longitud donde se sitúa la separación de los dos países, que debido a unas obras dispone de un semáforo de larga duración que alterna los sentidos y nos toca esperar un buen rato.

Al llegar al otro lado vemos la enorme cola de franceses que quieren venirse a España...Mientras, bajamos sus carreteras mirando como las nubes se comen esta parte norte de los Pirineos.

El camino se hace largo, sobre todo por ser carreteras desconocidas, con una señalización, en nuestra opinión un poco confusa, comparado con la española, aunque hemos tenido poco tiempo para corroborarlo. Lo que si es cierto es que desde que cruzamos la frontera el paisaje ha cambiado completamente. Ahora es todo más exuberante y frondoso, el verde inunda nuestros ojos, y la humedad le da un toque misterioso.

Tras un camino de un poco menos de dos horas, llegamos a Hospice de France, punto de salida y llegada de la ruta al Puerto de Benasque. El lugar tiene una pinta impresionante, como si de un parque natural se tratase, que creo que lo es, pero no estoy seguro. Aparcamos el coche en el punto de salida, donde se observa que hay nubes bastante arriba cubriendo los picos, pero con buena presencia a nuestra altura. ¡Ni nos imaginamos la que nos espera!

Salimos por la pista que sale al fondo del aparcamiento cuesta abajo descendiendo decenas de metros para después subirlos a lo largo de una pista forestal de gravilla negra interminable. A los pocos minutos hago la parada de rigor para hacer unos pocos estiramientos tras un pequeño calentamiento, en lo que Gisbert continúa para encontrarnos más adelante. Del mismo modo, las nubes bajan, o nosotros nos acercamos a ellas lentamente.

Nos reunimos en una bifurcación y continuamos juntos la odisea. Cada segundo, nos acercamos a las nubes, y nos lo muestra, además de la obvia niebla, con ligera lluvia, que empezó siendo goteo. Se fueron mezclando intermitentemente las diferentes intensidades de lluvia durante todo el trayecto, desde un “calabobos” sin importancia, hasta lluvia hecha y derecha. Gracias a Dios, no llevó a llover con intensidad. Sin embargo, si corría el aire por allí arriba e intensificaba la sensación de frio. Porque siempre que este paraba, la temperatura no era desagradable del todo. El otro inconveniente era tener la ropa calada, que aumentaba esa sensación de frio.

Como decía, continuábamos juntos para arriba. Cada poco tiempo cambiaba las condiciones del terreno pasando por la desintegración de la pista hasta llegar a los senderos de cabras de alta montaña formado por el paso reiterado y constante de ganado.

Hubo que cruzar un par de alambradas, típicas de estas zonas de pastos y ganado para que este no se escape. Pues llegados a una de ellas, me acerqué demasiado a un alambre único llevándome un calambrazo bastante potente que me dio un subidón, por muy raro que parezca. Y lo peor de esto es que soy consciente que muchas verjas de montaña están ligeramente electrificadas para el ganado, que en un viaje anterior por Pirineos me llevé otro calambre con otra, y que en esta ruta, metros atrás vi un cartel previniendo de ello. Creo que no era mi intención tocarlo, pero se me fue la cabeza acercándome demasiado.

La vista era limitada pero nos daba pie a imaginar la grandiosidad del lugar. Cada segundo pensábamos en la mala suerte que habíamos tenido por tener ese mal tiempo en pleno Julio. Pero en ese momento ya sólo podíamos pensar en cómo salir de donde nos estábamos metiendo. 

Inconscientemente avanzamos siguiendo el track, montados o caminando, con la bici al hombro o sobre la bici, pero avanzando. Hubo un punto en el que ya quedó patente la decisión de ir caminando mejor por las condiciones del terreno y el tiempo.

Se nos hizo como una excursión de campamento arrastrando la bici con unas condiciones tan desfavorables que lo único que hablábamos eran tonterías y pamplinas que nos amenizasen el mal rato que estábamos pasando confiados de llegar a un punto de inflexión en nuestra ruta que la hiciera merecer la pena. Pero no ocurrió.

Tras un largo rato caminando por estos senderos llegó el momento de poder montarse, aunque sea unos metros, en la bici para continuar. A esto, que le comentaba a mi compañero que oía voces de algunas personas. Él sin creerme continuaba caminando a mi lado mientras yo me adelantaba un poco al ir montado. Tras el cambio de rasante mis escuchas fueron ciertas. Llegamos a un punto donde había una señal de caminos o una especie de vértice geodésico sin que llegase a serlo, donde se encontraba una figura humana a su lado. Está claro que no se distinguía bien por su buena cobertura ante las condiciones climatológicas, no como nosotros, que íbamos con pantalón y manga corta, propio del mes de Julio (cierto es que en la montaña esto no vale). Ese punto de inflexión esperado se convirtió en este instante un punto de retorno.

Cruzamos cuatro palabras graciosas con el hombre, sin importar el idioma, por las circunstancias cuando retomó su marcha tras sus dos compañeros que habían continuado por lo que parecía un sendero alternativo, la ruta 23, al que veníamos haciendo sin nombre, pero siguiendo el GPS.

Llegados a este punto, parados ante este hito, con el viento azotando por la orografía, tuvimos que hacer un pequeño análisis de la situación. Para empezar, decidimos ponernos los chubasqueros y cambiarnos la poca ropa que podíamos cambiarnos, pues nuestras camisetas de manga corta estaban empapadas. En mi caso, tenía un mallot de manga larga, con la mala suerte de haberlo llevado en toda la ascensión atado en una correa fuera de la mochila, por lo que era casi seguro que estuviera empapado. Pero no era el caso, estaba en mejores condiciones que la que llevaba puesta, así que hice el cambio y me puse el chubasquero que se encontraba en el fondo de la mochila. Necesité ayuda de Gisbert, pues el mallot estaba super pegado del agua, y con el frio que tenía se me hacía difícil quitármelo. Tras el cambio mi cuerpo y mente se restauró. Sin embargo Gisbert solo disponía del chubasquero, por lo que no pudo hacer mucho cambio.

Ahora tocó analizar las posibles condiciones climatológicas del resto de la ruta. Vimos que estábamos como a 2100m y ojeando el track y el mapa base del GPS vimos que teníamos que ir bordeando un pico hasta llegar a una altura de casi 2400m. En el punto en el que nos encontrábamos se veía por donde teníamos que ascender. Echamos un vistazo, y al ver como desaparecía la montaña es cuando vimos que hasta aquí habíamos llegado.

Normalmente soy muy burro en situaciones parecidas, pero tal eran las adversidades que hasta yo mismo vi necesaria la retirada. Y ya no solo por mí, sino por mi compañero. Nunca él se había encontrado en una situación parecida y no quería meterme en problemas llevando forzadamente a alguien a una situación complicada.

Vimos que el sendero por el que iban los caminantes estaba marcado en mi GPS, en el mapa base, y entendí que si íbamos por el seguramente sería más rápido que volver por donde vinimos, y en un punto dado estaríamos como a 100 m de distancia de la pista que tomamos para subir, pudiendo atajar aunque fuera a pie con la bici al hombro. Así que tomamos el sendero de la ruta 23 tras los senderistas.

Gisbert conociendo mi estado físico aparentemente bueno en este momento y mis ganas por pillar un buen sendero ciclable y, a ser posible, de bajada me pidió que, por favor, no me alejara de él, por si acaso, pues él iba con mucho frio y no muy confiado con la bici, el terreno y su respuesta física.

Así entonces fui disfrutando poco a poco, aprovechando las paradas de regrupamiento para hacerle algunas fotos o vídeos, mientras avanzábamos. Tras un buen rato, vimos a los senderistas. Habían avanzado mucho, la verdad, iban rápido. Eso, o que nos habíamos detenido más de lo previsto, que es probable.

Llegados a ellos, cruzamos ahora más palabras que antes. Al principio con torpeza por el idioma, pero en seguida entendimos que alguno de ellos era español. Hablamos de la climatología, de las rutas y de las alternativas. Y partimos con éxtasis por el sendero que rodábamos. Aunque la ruta hubiera sido fallida, no pudiéramos hacer la gran bajada del Puerto de Benasque, encima tuviéramos que volver por la pista, etc, etc, etc ….por lo menos estábamos haciendo un sendero muy muy divertido de bajada que me ayudaba a pensar que mejor eso que nada.

Llegamos al punto de pateo, muy ligero, la verdad, y volvimos a la ya conocida pista que usamos para subir. Nuestro análisis de la situación y estudio del cambio de plan salió muy bien. Habíamos llegado a la pista y ya el calor recorría nuestro cuerpo. Aunque fallido, habíamos salido de un posible problema gordo.

No toda la diversión se había acabado. La bajada por pista fue ante todo pronóstico divertida. Se convirtió en una especia de pique los dos juntos bajando sin pedalear metiéndonos, más yo que Gisbert, por todos los charcos habidos y por haber trazando curvas y saltando piedras.

La bajada fue un auténtico pique de adrenalina a alta velocidad trazando las curvas lo más rápido posible cogiendo el freno lo mínimo posible y haciéndonos adelantamientos propiciados por las trazadas, las frenadas de miedo…

Una vez abajo, tocaba remontar los pocos metros que hicimos al principio. Aquí me llevo un susto enorme porque Gisbert no aparecía. Cuando volví a por él estaba con una pareja francesa que se hallaba, aparte de empapada, perdida, y con mapa en mano, le preguntaban dónde estábamos. Cuando llegué, les pude indicar dónde nos encontrábamos y donde tenían que ir para llegar a Hospice de France que es donde querían ir. Carlos no conseguía situarse. De algo sirve el llevar GPS, y mirar los planos muchas veces antes de ir al lugar. Aunque en verdad los miro mucho menos de lo que debería. ¡Aquí queda patente quien es el guía y quien el guiado, jejeje!

Bueno, remontamos juntos hasta el aparcamiento, y como si de una peli se tratase, hemos rebobinado hasta el principio.

Hacemos malabares para recoger, pues llueve y tenemos todo empapado. Queremos manchar lo mínimo posible el coche. El maletero se convierte en un estercolero. Y tras este chasco, volvemos para España.

Datos de la Ruta:

Distancia                      19km
Altura máxima              2126m
Altura mínima               1303m
Ascensión acumulada   970m
Tiempo total                 3h20'
Tiempo en movimiento  2h50'
Tiempo parado             0h30'

IBP y perfil.

By Puro.

Pirineos: Ruta4_Hospital de Tella Río Yaga 25/07/2011


Tras un día de descanso para ver si mi rodilla se recupera, a base de ibuprofenos y pomada, hacemos una rutilla de prueba corta por la zona.  Nos vamos a Hospital de Tella, para remontar por asfalto hasta el pueblo de Tella, ya mencionado y visto en la primera ruta. Desde ahí, el Dolmen de Tella, bajar por un GR hasta Estaroniello donde cogeremos un PR que nos lleva por un ambiente selvático hasta el coche en Hospital de Tella.

Pues bien, nos ponemos la alarma a las 8 de la mañana, para no ser vagos y comenzar el día con buen pie. Pues está lloviendo, y tras un par de retrasos de 7 minutos de alarma, la decido posponer hasta las 9 para ver si el tiempo se calma. Nos levantamos a las 9 y todo está en orden. Nos preparamos, salimos rumbo Hospital de Tella, y tras un par de cambios de aparcamiento, nos disponemos a empezar a una hora como siempre tardía, las 11:30.

Nos ponemos rumbo Tella por la carretera asfaltada única que sube hasta allí. Decido ir con calma para no estropear mi pierna nada más empezar. Mientras, Gisbert tira más y poco a poco se despega. Paro a hacer estiramientos. Retomo la marcha con calma. Digamos que voy al 50% de mis posibilidades, pero me viene bien a parte de por la rodilla, por ir reservando fuerzas, aunque la ruta no sea muy larga y exigente.

Me reencuentro con Gisbert que ha hecho una paradita para reagruparnos. Ahora vamos juntos. Vamos haciendo unas fotos de la subida y el pueblo que cruzamos. Y continuamos poco a poco hacia arriba, a ritmo lento, pero constante. Al final tardamos un buen rato en subir unos 7 km, pues un poco más de una hora.

Resulta que la pista llega a Tella por “detrás”, por el Dolmen, inesperado para nosotros, que habiendo estado antes ahí creíamos que sería al revés.

Pues subimos hasta el Dolmen y allí tomamos una barrita y plátano, nos ponemos las protecciones y tiramos para abajo. Sendero muy bien marcado pero muy muy pedregoso. Mucha piedra suelta que a mi personalmente no me gusta. Hay bastantes pasos técnicos muy chulos que ponen a prueba la técnica.

Soltamos frenos en todas estas sendas de piedra suelta que la bici se auto dirija. Y de vez en cuando hay que sortear buenos obstáculos y pasos técnicos que suben la adrenalina al 100%.

Llegamos a un alto en el camino en un pueblo de los de en medio de la montaña, y lo atravesamos para seguir con nuestro GR. 


Vamos bordeando los prados hasta salir de las inmediaciones del pueblo para plantarnos ante una vista paisajista bastante ilustrativa. 

Las sendas siguen siendo igual de pedregosas o más…llegamos a una zona de bosque denso y discurrimos entre los árboles hasta llegar a la pista, que en pocos minutos nos deja en Estaroniello, origen de la senda PR que nos llevará de vuelta a Hospital de Tella tras unos 8km de ambiente selvático.


¡Y qué ambiente! ¡Más selvático no podría ser! Llevamos la protecciones puestas y creemos que no es necesario quitárselas, pero el comienzo ya se hace muy duro. No paramos de subir a pie por una trialera super pedregosa y muy cerrada por la naturaleza, propia de zonas húmedas, pues vamos por la “orilla” de un río.

Durante mucho tiempo, este primer tramo se hace no ciclable, tanto, que en un momento dado decido quitarme las protecciones para pedalear más a gusto, ya que el camino es muy complicado, mientras Gisbert sigue el camino andando.

Tras este parón me pongo las pilas y poco a poco voy remontando, parándome en pequeños pasos técnicos bastante imposibles…nos reencontramos a los 5 minutos que se ha parado en una encrucijada de indicaciones. Seguimos poco a poco viendo como el sendero es bastante coñazo y costoso. Pero poco a poco me voy dando cuenta que cada vez en más ciclable, cosa que Gisbert no se da mucha cuenta y viene maldiciendo constantemente, con mucha razón. Por que el sendero se las trae, la verdad. Pues nada, seguimos poco a poco, parece que es interminable, ya que se hace muy lento. Cada vez, como decía se hace más montado en la bici, pero a ritmo lento. Sólo que eso no importa, lo que importa es que se pueda pedalear. Y despacio pero sin prisa se hace rápido seguro. Sólo que Gisbert no estaba muy por la labor de esforzarse en este sendero bastante cerrado y lleno de pasos de a pie. 

Entonces nuestro avance era lentorrillo, pero avanzábamos. Sólo que el “flow” no podía florecer a este paso.
Ya pasado la mitad, las cosas cambiaban como venían anunciándose. El sendero cada vez era más ciclable, había menos subida y más llaneo y bajada. La vegetación menos selvática, aunque no por ello un coñazo, pues nos arañábamos constantemente las piernas y brazos con ciertos arbustos porculeros hasta tal punto que me paré a ponerme las protecciones de nuevo sólo para evitar estos agudos arañazos.

A este ritmo, llegamos hacia el final. ¡Y qué final! ¡Apoteósico! Aunque lo hubiera sido más aun si fuéramos a un ritmo imparable con flow, adrenalina, y todas esas cosas que no te permiten parar del gusto. Brutales trialeras, escarpados barrancos, marcados senderos hacen de este final del sendero lo mejor. 

Conclusión: el sendero empezó muy mal, pero a medida que avanzaba mejoraba hasta el punto de empezar con una nota de 3-4 y acabar, en mi opinión, con un 6 aproximadamente, por lo bueno de la segunda mitad y lo malo de la primera. Sin embargo, para darle esta nota hay que tener una visión un poco luchadora y esforzosa, pues mi compañero no creo que le diera más del 4.

Después de la ruta, mi pierna ha aguantado, aunque es cierto que no le he impuesto mucho esfuerzo, pero el sendero final, que me he dejado llevar, si lo ha superado con creces. Supongo que al tener que estar más atento al momento, me fijaba menos en la pierna.

Datos de la Ruta:

Distancia                      17km
Altura máxima              1247m
Altura mínima               660m
Ascensión acumulada   880m
Tiempo total                 3h40'
Tiempo en movimiento  2h40'
Tiempo parado             1h00'

IBP y perfil.

By Puro.



lunes, 8 de agosto de 2011

Pirineos: Ruta3_Ibón de Plan 23/07/2011


Y aquí va nuestra tercera ruta por el Pirineo Aragonés. La noche de antes, ya en los sacos con el portátil miramos la lista de rutas y nos decantamos por esta, el ibón de Plan, pero con una ligera variación, que es unirla con otra de las rutas, concretamente la que empieza en Lafortunada y pasando por Saravillo va por un GR hasta Badaín. De este modo la ruta se convierte en un 8.

Como queremos empezar con toda la subida y no dejarla para el final, dejamos el coche en Lafortunada, de modo que si en la unión de las dos rutas en 8 nos arrepentimos, tendríamos que volver por carretera todo lo que subamos primero, pero sin problema.

Para variar, nos levantamos con calma, suena el despertador a las 9, y nos levantamos a las 9:20. Empezamos a desperezarnos y a prepararnos como si el tiempo no corriera. Salimos del camping a las 11 y poco y llegamos a Lafortunada a una hora imprudente. Conclusión, estamos saliendo aproximadamente a las 12 del medio día para una ruta que si aguantamos la opción extra es de 48km.

Salimos de Lafortunada por carretera rumbo Salinas. Vamos a una buena cadencia, ritmo y velocidad, parece el tour. Llegamos al desvio a Salinas, paramos para estirar un poco y seguimos. La carretera ahora es menos frecuentada por vehículos, y la pendiente menos dura aparentemente. Tiene zonas que nos permite descansar, pero aquí ya empiezo a reservar fuerzas, mientras que Gisbert va sobrado, para no morir antes de acabar la ruta.

En poco tiempo nos plantamos en el desvio que sube a Saravillo, por una carretera ya sí que sí, de pueblo total estrechita. Gisbert tira más que yo que voy reservando, y voy a mi ritmo. Adelante, nos reagrupamos, pues le encuentro hablando con un lugareño sobre la ruta que pretendemos hacer.

Pasamos juntos el pueblo y seguimos por la pista forestal que sube ya al ibón, indicado. La subida por carretera se nos ha hecho bastante rápida, yo estoy muy contento de haber subido tan bien, y seguir con fuerzas.

Mientras empezamos a subir la pista forestal con piedra suelta, que dificulta el avance, el calor aprieta, pero no es sofocante.

A pesar de ir reservando y notando que aun hay fuerzas, no todo depende de nuestras tácticas, sino de nuestro cuerpo. Empiezo a notar un dolor o molestia en la rodilla derecha a cada pedalada con fuerza que doy. No me preocupa mucho, pero si me tiene en alerta, ya que el día de antes me notaba esa molestia en las escaleras del camping. Sin embargo, en toda la subida por carretera no he tenido ninguna molestia…

Gisbert siempre por delante de mí, avanzo a un ritmo lento luchando y analizando mi rodilla, el tipo de dolor, su profundidad y lo más importante, en que posición me duele más y en cual menos. ¿Por qué? Porque no me voy a rendir, y al Ibón tengo que llegar si o si. 

Un poco adelante, paramos para tomar algo y mirar mi rodilla. Le echamos réflex a ver si funciona, y nos comemos una barrita y un plátano a medias. Me comería ahora mismo todo lo que llevamos encima, ¡que hambre! 

Antes de reanudar la marcha vemos que llevamos 1/3 de la subida hasta el ibón, y llevamos ya un rato largo subiendo. Tiene pinta de ser larga y dura la subida. Volvemos igual que al comienzo, Gisbert se adelanta y yo me quedo atrás luchando psicológicamente mayormente contra mi dolor de rodilla, y mi escaso avance. Descubro que mi rodilla se ríe del réflex, que me duele cuando pedaleo con el cuerpo erguido, y si me inclino en una posición racing de rally amaina el dolor en la rodilla, agudizando el del culo, que ya venía doliendo desde hace un par de días, además de cansarme más, pues es una posición, como he dicho, de competición para pedalear y tirar con más fuerza.

Estoy en una encrucijada. Si pedaleo erguido me mata la rodilla y no puedo pedalear casi, y si me inclino, agoto mis fuerzas y encima me destrozo el culo. De aquí mi gran lucha psicológica por avanzar metro a metro, curva tras curva hasta llegar al ibón. Paré un par de veces por ser imposible el avance y ya que ni la psicología me mantenía encima. Gisbert, al principio, se retrasó un poco para ver que tal me iba, pero en cuanto reanudó, no pudo evitar seguir más rápido que yo, por eso que está más fuerte. Ya no le volví a ver hasta el final.

La subida me parecía interminable, imposible de subir así. La frustración era grandísima. Notaba que tenía fuerzas, y encima mental, pero la rodilla no me dejaba canalizarlas para llegar hasta arriba rápido. Iba mermando a cada pedalada que daba, y cada curva me parecía ya un reto. La pista no paraba de hacer giros y giros sin llegar al final.

Con todo tipo de triquiñuelas psicológicas, físicas y mentales, cojo fuerzas para el último empujón, y me decanto por zumbar sin parar los últimos cientos de metros. Veo que Gisbert baja, lo que imagino que el final no está lejos, y a la que nos cruzamos, me ve con una cara demasiado expresiva, tanto que no se si se imaginó que estaba cabreado con él, porque lo pensé más tarde, pero mi cara era  de esfuerzo, de contención y de frustración, pues iba tirando más fuerte de lo que podía. Tenía que llegar. Casi ni le hablé, solo me preguntó que tal iba mi rodilla y mi contestación fue rápida: mal.

Tras unos minutos llego al refugio, lo he conseguido, la pista se ha acabado (Hay mucho coche, así no tiene mérito).

Busco sin parar la continuación para ir al ibón, un sendero sube baja técnico. Lo tomo directo sin pensar, de bajada. Gisbert se preocupa y me pregunta que si es de rodilleras, y tiene pinta de que si, pero estoy tan cabreado que ni lo pienso y me tiro, además, seguro que es cortito.

Bajo, es corto, si, pero entraña peligro, mucha piedra y suelta. Le espero abajo. Al final baja con cuidado porque hay mucha gente. 

Nos reunimos y avanzamos juntos, ahora si que si, por la senda hacia el ibón. Voy notando el dolor de la rodilla, no desaparece, y me asusta para la vuelta, a ver si no voy a poder hacer la bajada.

Tras un rato más largo del esperado llegamos al Ibón de Plan. Sorpresa. Está medio seco siendo el paisaje más feo que bonito, y llegando a saber como estaba ni iba a verlo. Ya por fin, merecido descanso y comida. Nos tumbamos, tomamos el sándwich, barrita, plátano, frutos secos y chuches.

Vuelta atrás por el mismo sendero, esta vez se hace más corto. Llegamos al refugio, y empezamos por el GR a probar a ver que tal va mi rodilla en bajada. Y pruebo por que no me imagino bajar por pista después de haber subido todo esto.

Resulta que en bajada la rodilla no es muy molesta, a lo mejor en algún tramo de repecho, pero sólo al pedalear. Entonces nos ponemos a bajar a toda prisa por el sendero. Me parece un buen sendero, muy muy divertido, con pasos técnicos, pasos rápidos, minisaltos…

Cuando cruzamos con la pista, lugar para ver si voy por ella o seguimos por el GR hasta el final, decido bajar por el GR a muerte. 

Gisbert va delante abriendo camino. Parece que cuando va delante se le da mejor. Así que prefiero que se le de mejor y yo tenga que coger un poco el freno, a dejarle por detrás frustrándose.

De este modo nos ponemos a bajar como nunca hemos hecho, rápidos y veloces entre los árboles y las piedras, a nuestro paso, todo el camino y la tierra retumba. Vamos juntos, muy pegados, a veces nos dividimos en zonas en las que parece que hay alternativas, siempre viéndonos. Cuando uno se atasca el otro le pasa, así constantemente. 


En cuanto digo que me parece una trialera espectacular, una piedra tropieza contra la bici de Gisbert y le hace perder casi todos los tornillos de sujeción del plato mediano y guardaplatos.

Los quita y continuamos, a pesar de su cabreo. Lo curioso de esto, es que ahora va no menos despacio y más encendido que antes, llegando incluso a hacer varios pasos técnicos super complicados que ni él se lo imagina. Comentamos la jugada y seguimos. Cada vez con más cuidado pues estamos llegando al pueblo y puede haber gente.

Al final, similar a los videos que venimos viendo en internet, terminamos una bajada brutal en un pueblo con encanto en medio de las montañas, Saravillo, donde comenzó la subida pistera.

Llamamos a la tienda de deportes de Aínsa para ver si están abiertos, y al final por mi rodilla y la falta de tiempo, dejamos la segunda parte, y volvemos por carretera todo lo que subimos al principio. Un poco más lentos, ya que Gisbert va sólo con el plato pequeño. Son las 6.

Llegamos a Ainsa a las 7. Ángel, el del taller de bicis nos da unos tornillos para el plato, mira mi HammerSmidth y no se atreve a meterle mano, sobre todo viendo que lo tengo bien apañado con cinta americana…y funciona bastante bien.

Ya son las 8 pasadas, decidimos comer-cenar en una hora un poco rara, porque estamos muertos de hambre y nos queda mucho camino hasta el camping. Dejamos sólo la ducha para cuando lleguemos, y acostarnos. 

En esta ruta no disponemos de IBP pues perdimos satélite al cruzar el túnel de la carretera y se desorientó el GPS dándonos datos irreales. Además, el GPS no lo pusimos a grabar desde el principio(por la pérdida de señal al cruzar el túnel a la ida).
 
Aproximadamente, unas 7 horas de ruta y unos 50km, probablemente unos 1900m de desnivel.
By Puro.

Pirineos: Ruta2_Pico Comodoto 22/07/2011


Hoy es nuestro cuarto día en pirineos y nuestro segundo día de enduro. La noche anterior decidimos hacer la ruta junto a dos tipos que conocimos en el camping y que también comparten nuestra pasión por la bici de montaña.

Decidimos salir del camping a las 9, por lo que nos tuvimos que levantar con bastante antelación para preparar las cosas. El día se presenta algo nublado, como es común en la zona en la que estamos, pero parece ser que el frio no consigue tener tanto efecto esta vez.

Empezamos bajando por carretera desde el camping hasta el desvío que lleva a Espierba. Desde ahí enlazamos con una subida también asfaltada que atraviesa el pueblo y se difumina poco a poco fundiéndose con la naturaleza. Desde aquí nos esperan  aproximadamente 1000 metros de desnivel a lo largo una pista forestal, una zona de porteo y una última subida radical de bicialpinismo que pondrá a prueba nuestra maña, fuerza y resistencia.



La pista forestal es fácil, con una pendiente bastante suave, pero por el contrario muy larga, lo que nos permite disfrutar de las hermosas vistas y el increíble paisaje.  Nunca había visto nada semejante. A lo largo del camino nos encontramos con distintos animales de gran belleza: cabras, vacas, marmotas y especialmente una manada de caballos percherones.

La pista acaba con una corta bajada que desemboca en una pradera  plagada de excrementos cual campo de minas, con la mala suerte de que mi compañero y yo, acabamos impregnados, algo que no fue muy agradable.


En seguida se nos olvida este percance con lo que vemos que se avecina. Divisamos el pico desde abajo, todavía nos queda la peor parte. Empezamos el duro camino hacia la gloria con una mezcla de empujabike y porteo. El terreno nos da un pequeño respiro que aprovechamos para reponer fuerzas y mentalizarnos para empezar la última y más dura parte de bicialpinismo en estado puro. Teníamos la opción de bordear el pico y hacer un camino más tendido, pero decidimos tirar con todo.

La subida tiene una pendiente espectacular, de roca suelta y sin ningún camino definido para seguir, había que apañárselas como uno pudiese. La espalda no me daba tregua y tenía que hacer algún descanso porque el dolor era bastante agudo. En alguna zona incluso resbalaba y tenía que volver a intentarlo. Con mucha fuerza y fe, conseguimos alcanzar el pico Comodoto, a 2360 metros de altitud, ahí queda eso. Hay que decir que este porteo es el más duro que he hecho en mi corta experiencia bicialpinista, el cual espero algún día poder superar con un nuevo y desafiante reto. 

Por fin llega la esperada recompensa, un increíble paisaje que muestra toda la inmensidad del pirineo. Inmortalizamos el momento, reponemos fuerzas y nos disponemos a bajar por la cresta de la montaña.
La bajada es espectacular,  muy inclinada y de terreno suelto, lo cual me obliga a ir tocando los frenos constantemente. Era muy difícil mantener el control, las dos ruedas iban a su antojo. Puro, como de costumbre, deja correr la bici un poco más y me adelanta.

La bajada continúa por un sendero estrecho de mayor facilidad y sin tanta inclinación. Aquí es donde uno de nuestros dos compañeros de ruta sufre una caída, lo que nos obliga a parar. Afortunadamente las consecuencias no son mayores que una pequeña contusión en el hombro y en el gemelo.

A continuación en la ruta se nos presentan dos posibilidades: una, bajar por la pista hasta Espierba, la otra, atravesar un gr que conducía hacia el valle del Río Real, al pie del pico Liena. Optamos por tomar el gr, lo cual fue una decisión errónea, puesto que el terreno estaba impracticable, había demasiada roca y teníamos que bajarnos de la bici constantemente. Después de un buen rato atravesando el camino decidimos volver y bajar por la pista.

Puro y yo comenzamos a coger gran velocidad, como si de una carrera de bólidos se tratase. En seguida llegamos a Espierba y tomamos el asfalto para volver hacia el camping.

Un día duro, pero muy gratificante que quedara grabado en nuestra memoria y recordaremos con mucha pasión.

Datos de la Ruta:

Distancia                      31km
Altura máxima              2360m
Altura mínima               1195m
Ascensión acumulada   1460m
Tiempo total                 6h30'
Tiempo en movimiento  4h10'
Tiempo parado             2h20'

IBP y perfil.


By Gisbert.