Tras un día de descanso para ver
si mi rodilla se recupera, a base de ibuprofenos y pomada, hacemos una rutilla
de prueba corta por la zona. Nos vamos a
Hospital de Tella, para remontar por asfalto hasta el pueblo de Tella, ya
mencionado y visto en la primera ruta. Desde ahí, el Dolmen de Tella, bajar por
un GR hasta Estaroniello donde cogeremos un PR que nos lleva por un ambiente
selvático hasta el coche en Hospital de Tella.
Pues bien, nos ponemos la alarma
a las 8 de la mañana, para no ser vagos y comenzar el día con buen pie. Pues
está lloviendo, y tras un par de retrasos de 7 minutos de alarma, la decido
posponer hasta las 9 para ver si el tiempo se calma. Nos levantamos a las 9 y
todo está en orden. Nos preparamos, salimos rumbo Hospital de Tella, y tras un
par de cambios de aparcamiento, nos disponemos a empezar a una hora como
siempre tardía, las 11:30.
Nos ponemos rumbo Tella por la
carretera asfaltada única que sube hasta allí. Decido ir con calma para no
estropear mi pierna nada más empezar. Mientras, Gisbert tira más y poco a poco
se despega. Paro a hacer estiramientos. Retomo la marcha con calma. Digamos que
voy al 50% de mis posibilidades, pero me viene bien a parte de por la rodilla,
por ir reservando fuerzas, aunque la ruta no sea muy larga y exigente.
Me reencuentro con Gisbert que ha
hecho una paradita para reagruparnos. Ahora vamos juntos. Vamos haciendo unas
fotos de la subida y el pueblo que cruzamos. Y continuamos poco a poco hacia
arriba, a ritmo lento, pero constante. Al final tardamos un buen rato en subir
unos 7 km, pues un poco más de una hora.
Resulta que la pista llega a
Tella por “detrás”, por el Dolmen, inesperado para nosotros, que habiendo
estado antes ahí creíamos que sería al revés.
Pues subimos hasta el Dolmen y
allí tomamos una barrita y plátano, nos ponemos las protecciones y tiramos para
abajo. Sendero muy bien marcado pero muy muy pedregoso. Mucha piedra suelta que
a mi personalmente no me gusta. Hay bastantes pasos técnicos muy chulos que
ponen a prueba la técnica.
Soltamos frenos en todas estas
sendas de piedra suelta que la bici se auto dirija. Y de vez en cuando hay que
sortear buenos obstáculos y pasos técnicos que suben la adrenalina al 100%.
Llegamos a un alto en el camino
en un pueblo de los de en medio de la montaña, y lo atravesamos para seguir con
nuestro GR.
Vamos bordeando los prados hasta salir de las inmediaciones del
pueblo para plantarnos ante una vista paisajista bastante ilustrativa.
Las
sendas siguen siendo igual de pedregosas o más…llegamos a una zona de bosque
denso y discurrimos entre los árboles hasta llegar a la pista, que en pocos
minutos nos deja en Estaroniello, origen de la senda PR que nos llevará de
vuelta a Hospital de Tella tras unos 8km de ambiente selvático.
¡Y qué ambiente! ¡Más selvático
no podría ser! Llevamos la protecciones puestas y creemos que no es necesario
quitárselas, pero el comienzo ya se hace muy duro. No paramos de subir a pie
por una trialera super pedregosa y muy cerrada por la naturaleza, propia de
zonas húmedas, pues vamos por la “orilla” de un río.
Durante mucho tiempo, este primer
tramo se hace no ciclable, tanto, que en un momento dado decido quitarme las
protecciones para pedalear más a gusto, ya que el camino es muy complicado,
mientras Gisbert sigue el camino andando.
Tras este parón me pongo las
pilas y poco a poco voy remontando, parándome en pequeños pasos técnicos bastante
imposibles…nos reencontramos a los 5 minutos que se ha parado en una
encrucijada de indicaciones. Seguimos poco a poco viendo como el sendero es
bastante coñazo y costoso. Pero poco a poco me voy dando cuenta que cada vez en
más ciclable, cosa que Gisbert no se da mucha cuenta y viene maldiciendo
constantemente, con mucha razón. Por que el sendero se las trae, la verdad.
Pues nada, seguimos poco a poco, parece que es interminable, ya que se hace muy
lento. Cada vez, como decía se hace más montado en la bici, pero a ritmo lento.
Sólo que eso no importa, lo que importa es que se pueda pedalear. Y despacio
pero sin prisa se hace rápido seguro. Sólo que Gisbert no estaba muy por la
labor de esforzarse en este sendero bastante cerrado y lleno de pasos de a pie.
Entonces nuestro avance era
lentorrillo, pero avanzábamos. Sólo que el “flow” no podía florecer a este
paso.
Ya pasado la mitad, las cosas
cambiaban como venían anunciándose. El sendero cada vez era más ciclable, había
menos subida y más llaneo y bajada. La vegetación menos selvática, aunque no
por ello un coñazo, pues nos arañábamos constantemente las piernas y brazos con
ciertos arbustos porculeros hasta tal punto que me paré a ponerme las
protecciones de nuevo sólo para evitar estos agudos arañazos.
A este ritmo, llegamos hacia el
final. ¡Y qué final! ¡Apoteósico! Aunque lo hubiera sido más aun si fuéramos a
un ritmo imparable con flow, adrenalina, y todas esas cosas que no te permiten
parar del gusto. Brutales trialeras, escarpados barrancos, marcados senderos
hacen de este final del sendero lo mejor.
Conclusión: el sendero empezó muy
mal, pero a medida que avanzaba mejoraba hasta el punto de empezar con una nota
de 3-4 y acabar, en mi opinión, con un 6 aproximadamente, por lo bueno de la
segunda mitad y lo malo de la primera. Sin embargo, para darle esta nota hay
que tener una visión un poco luchadora y esforzosa, pues mi compañero no creo
que le diera más del 4.
Después de la ruta, mi pierna ha
aguantado, aunque es cierto que no le he impuesto mucho esfuerzo, pero el
sendero final, que me he dejado llevar, si lo ha superado con creces. Supongo
que al tener que estar más atento al momento, me fijaba menos en la pierna.
Datos de la Ruta:
Distancia 17km
Altura máxima 1247m
Altura mínima 660m
Ascensión acumulada 880m
Tiempo total 3h40'
Tiempo en movimiento 2h40'
Tiempo parado 1h00'
Distancia 17km
Altura máxima 1247m
Altura mínima 660m
Ascensión acumulada 880m
Tiempo total 3h40'
Tiempo en movimiento 2h40'
Tiempo parado 1h00'
IBP y perfil.
By Puro.
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